Parálisis Cerebral

 

 

Muchos científicos piensan que un número significativo de niños desarrolla parálisis cerebral debido a contratiempos al comienzo del desarrollo cerebral. Están examinando cómo se especializan las neuronas y forman las conexiones adecuadas, y están buscando formas de prevenir los factores que interrumpen los procesos normales del desarrollo cerebral.

     Entre la concepción y el nacimiento de un bebé, una célula se divide para formar un grupo de células, y luego cientos, millones y finalmente miles de millones de células. Algunas de estas células se especializan para convertirse en neuronas, y luego se especializan más hacia tipos particulares de neuronas que viajan al lugar adecuado del cerebro (un proceso que los científicos llaman migración neuronal). Una vez que se encuentran en el lugar correcto, establecen conexiones con las otras neuronas. Así es como se desarrolla el cerebro y se vuelve capaz de comunicarse con el resto del cuerpo, al solapar circuitos neurales compuestos de miles de millones de neuronas interconectadas e interdependientes.

     Una esperanza para «curar» la parálisis cerebral se basa en la prevención. Con el fin de prevenir la parálisis cerebral, sin embargo, los científicos deben entender el desarrollo del cerebro fetal normal para poder entender lo que pasa cuando el cerebro de un bebé se desarrolla anormalmente.

     Los defectos genéticos a veces son responsables de las malformaciones y anormalidades del cerebro que causan la parálisis cerebral. Los científicos están buscando los genes responsables de estas anormalidades obteniendo muestras de ADN de personas con parálisis cerebral y sus familias y usando técnicas de evaluación genética para descubrir vínculos entre genes individuales y tipos específicos de anormalidades – principalmente aquellos asociados con la migración neuronal anormal.

     Los científicos están examinando episodios en los cerebros de bebés recién nacidos, como hemorragias, convulsiones epilépticas, y problemas respiratorios y circulatorios, que pueden causar la liberación anormal de sustancias químicas que desencadena el tipo de daño que causa la parálisis cerebral. Por ejemplo, la investigación ha mostrado que la hemorragia en el cerebro desencadena cantidades peligrosamente altas de una sustancia cerebral llamada glutamato. Aunque el glutamato es necesario en el cerebro para ayudar a las neuronas a comunicarse, demasiado glutamato sobreexcita y mata a las neuronas. Los científicos están observando al glutamato de cerca para detectar cómo su liberación daña el tejido cerebral. Aprendiendo cómo las sustancias cerebrales que son normalmente útiles se vuelven peligrosamente tóxicas, los científicos tendrán oportunidades de desarrollar nuevos medicamentos para bloquear sus efectos perjudiciales.

     Los científicos también están investigando si las sustancias en el cerebro que protegen a las neuronas del daño, llamadas neurotrofinas, podrían usarse para prevenir el daño cerebral como resultado de un accidente cerebrovascular o la privación de oxígeno. Entender cómo actúan estas sustancias neuroprotectoras permitiría a los científicos desarrollar neurotrofinas sintéticas que podrían administrarse inmediatamente después de la lesión para impedir la muerte y el daño neuronales.

    Existe evidencia de que las infecciones uterinas desencadenan inflamación y la producción de células del sistema inmunitario llamadas citocinas, las cuales pueden pasar al cerebro de un bebé no nacido e interrumpir el desarrollo normal. Al entender lo que las citocinas hacen en el cerebro fetal y el tipo de daño que causan estas células del sistema inmunitario, los investigadores tienen el potencial de desarrollar medicamentos que puedan administrarse a las madres con infecciones uterinas para prevenir el daño cerebral en sus niños no nacidos.

     Aproximadamente el 10 por ciento de los recién nacidos nace prematuramente, y de esos bebés, más del 10 por ciento tendrá lesiones cerebrales que llevarán a la parálisis cerebral y otras incapacidades de origen cerebral. Un tipo particular de daño de la materia blanca cerebral, llamada leucomalacia periventricular (PVL), es la forma predominante de lesión cerebral en los bebés prematuros. Los investigadores que estudian la PVL están buscando estrategias nuevas para prevenir este tipo de daño desarrollando terapias seguras y no tóxicas administradas a las madres en riesgo para proteger a sus bebés no nacidos.

     Aunque la parálisis cerebral congénita es una enfermedad presente en el nacimiento, pueden pasar uno o dos años antes de que se noten las incapacidades. Los investigadores han mostrado que lo antes que comienza el tratamiento de rehabilitación, mejor será el resultado para los niños con parálisis cerebral. Pero un diagnóstico precoz está obstaculizado por la falta de técnicas de diagnóstico para identificar daño cerebral o anormalidades en los bebés.

     La investigación está usando técnicas por imágenes, dispositivos que miden la actividad eléctrica del cerebro, y pruebas neuroconductuales para predecir qué bebés prematuros contraerán parálisis cerebral. Si estas técnicas de evaluación son exitosas, los médicos serán capaces de identificar a los bebés con riesgo de tener parálisis cerebral antes de que nazcan.

     Los métodos no invasivos para registrar la actividad cerebral de los bebés no nacidos en el útero y de identificar a aquellos con daño cerebral o anormalidades también sería un agregado valioso para el juego de herramientas diagnósticas. Otro estudio se concentra en el desarrollo de la magnetoencefalografía fetal (fMEG) – una tecnología que permitiría a los médicos buscar anormalidades en la actividad del cerebro fetal.

     Los estudios epidemiológicos – estudios que observan la distribución y las causas de enfermedades entre las personas — ayudan a los científicos a entender los factores de riesgo y los resultados de enfermedades y afecciones médicas particulares. Los investigadores han establecido que el nacimiento prematuro (cuando un bebé nace antes de las 32 semanas de gestación) es el mayor factor de riesgo para la parálisis cerebral.Se están buscando relaciones entre el nacimiento prematuro, la infección uterina materna, la exposición fetal a infección, y resultados neurológicos y de salud a corto y largo plazo. Los investigadores esperan descubrir factores ambientales o del estilo de vida, o características particulares de las madres, que puedan proteger a los bebés prematuros de las incapacidades neurológicas.

     Mientras esta investigación ofrece esperanzas para prevenir la parálisis cerebral en el futuro, la investigación en curso para mejorar el tratamiento ilumina el pronóstico para aquellos que deben enfrentar hoy los desafíos de la parálisis cerebral. Un empuje importante de tal investigación es la evaluación de tratamientos ya en uso para que los médicos y los padres tengan información válida para ayudarles a elegir la mejor terapia. 

     Similarmente, aunque los programas de fisioterapia se usan casi universalmente para rehabilitar a los niños con parálisis cerebral, no hay estudios definitivos que indiquen qué técnicas funcionan mejor. Por ejemplo, la terapia inducida por sujeción (CIT, siglas en inglés) es un tipo de fisioterapia que ha sido usada exitosamente con sobrevivientes adultos de accidentes cerebrovasculares e individuos con lesión cerebral traumática y que quedan con un brazo débil o incapacitado de un lado del cuerpo. La terapia involucra sujetar el brazo más fuerte en un yeso y forzar al brazo más débil a realizar 6 horas de actividades intensivas de «acondicionamiento» todos los días durante el curso de 3 semanas. Los investigadores que realizaron los estudios clínicos en los supervivientes adultos de accidentes cerebrovasculares notaron el potencial de la CIT para reforzar los brazos debilitados de los niños con parálisis cerebral.

     Estudios han demostrado que la estimulación eléctrica funcional es una forma eficaz de atacar y reforzar los músculos espásticos, pero el método de administración de los pulsos eléctricos requiere dispositivos abultados y caros implantados por un cirujano, o la estimulación de la superficie de la piel por parte de un terapeuta capacitado. Los investigadores han desarrollado un método de alta tecnología que elimina el aparato abultado y los electrodos, usando una aguja hipodérmica para inyectar dispositivos inalámbricos microscópicos dentro de músculos o nervios específicos. Los dispositivos están guiados por una vara telemétrica que puede dirigir el número y la fuerza de sus pulsos por control remoto. El dispositivo ha sido usado para activar y reforzar los músculos de la mano, el hombro y el tobillo en personas con parálisis cerebral al igual que en sobrevivientes de accidentes cerebrovasculares.

     A medida que los investigadores continúan explorando nuevos tratamientos para la parálisis cerebral y expandiendo nuestro conocimiento sobre el desarrollo cerebral, podemos esperar mejoras significativas en la atención de los niños con parálisis cerebral y muchos otros trastornos que atacan al comienzo de la vida.

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