Meningitis

 

 

La meningitis es una enfermedad caracterizada por la inflamación de las meninges (septingentésimo). Las meninges son las membranas de tejido conectivo que cubren todo el sistema nervioso central. Además de las estructuras óseas que lo protegen, el sistema nervioso central está rodeado por unas membranas denominadas meninges. En los mamíferos se distinguen, desde la más interna a la más externa: piamadre, aracnoides y duramadre. Entre la piamadre y la aracnoides se encuentra el líquido cefalorraquídeo, que amortigua los golpes y evita los traumatismos.

El 80% de las meningitis está causada por virus, entre el 15 y el 20% por bacterias, el resto está originada por intoxicaciones, hongos, medicamentos y otras enfermedades. La meningitis es poco frecuente pero potencialmente letal. Puede afectar al cerebro ocasionando inconsciencia, lesión cerebral y de otros órganos. La meningitis progresa con mucha rapidez, por lo que el diagnóstico y tratamiento precoz es importante para prevenir secuelas severas y la muer

Aunque cualquier persona puede contraer meningitis, es una enfermedad especialmente frecuente en niños y personas inmunodeprimidas. Los síntomas más frecuentes son dolor de cabeza, rigidez de la nuca, fiebre, intolerancia anormal a la luz o intolerancia a los sonidos y trastornos de la consciencia. A menudo, especialmente en niños pequeños, solo se presentan síntomas inespecíficos, tales como irritabilidad y somnolencia. La existencia de erupciones en la piel, puede indicar una forma particular de meningitis, como la meningococemia.

La meningitis puede sospecharse por los síntomas, pero se diagnostica con un procedimiento médico llamado punción lumbar, en la que se inserta una aguja especial dentro de la columna vertebral para extraer una muestra de líquido cefalorraquídeo, que rodea al cerebro y la médula espinal.

El tratamiento tiene que ser inmediato, con el uso de antibióticos en el caso de infecciones bacterianas o antivirales en el caso de meningitis virales. En algunos casos se indica la administración de corticoesteroides como la dexametasona para prevenir las secuelas de la inflamación, pues tienden a producir una mejor evolución neurológica.

La meningitis puede potencialmente causar consecuencias serias de larga duración, como sordera, epilepsias, hidrocefalia o déficit cognitivo, en especial en pacientes en quienes el tratamiento se ha demorado. Ciertas vacunas pueden prevenir algunas infecciones bacterianas que causan meningitis.

El tratamiento depende en su totalidad cuando se objeta si la meningitis es vírica o bacteriana. Habrá que esperar unos días, mientras va creciendo la bacteria en un medio de cultivo, para poder confirmar el real causante de la meningitis. 

Sin embargo, dado que la meningitis bacteriana aguda -especialmente la meningocócica- puede producir la muerte en horas si no se trata, es necesario iniciar antibioterapia empírica inmediatamente sin esperar a los resultados de las pruebas microbiológicas. Cuando se provee de tratamiento inmediatamente, más del 90% de las personas que padecen meningitis bacteriana sobrevive.

Las medidas más frecuentes abordadas en el tratamiento de la meningitis incluyen:

 – Antibióticos, fundamentalmente para las meningitis bacterianas, por terapia intravenosa. En el tratamiento empírico generalmente se utiliza ceftriaxona o cefotaxima (para cubrir neumococo y meningococo). Puede asociarse también ampicilina en el caso de que se sospeche Listeria monocytogenes o vancomicina para cubrir al neumococo resistente.

 – Medidas para reducir la presión intracraneal, como medicamentos corticosteroides tal como la dexametasona, tanto para niños como adultos.Análisis de estudios previos han comprobado que el beneficio de los corticosteroides no son tan significativos como previamente se creía.

  –  Antipiréticos para reducir la fiebre, de haberla, tales como el acetaminofen, abundantes líquidos y buena ventilación.

 – Medidas para prevenir convulsiones incluyendo medicamentos como el fenobarbital o la fenitoína, debido a que las convulsiones aumentan la presión intracraneal.

 –  Oxigenoterapia, en casos de dificultad respiratoria, bien sea por una mascarilla, una cánula nasal o por intubación.

 –  Monitoreo de los fluidos corporales así como los componentes químicos del plasma sanguíneo.

El desarrollo de ciertas vacunas ha conseguido prácticamente erradicar algunas enfermedades, incluyendo la meningitis bacteriana. Desafortunadamente aún no se dispone de una vacuna de amplia especificidadpara el N. meningitidis grupo B. No existe vacunación frente a los virus causantes de meningitis virales, aunque actualmente se está trabajando en una vacuna para ayudar a proteger contra la enfermedad Neumococica Invasiva.

 

 

 

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