Daño cerebral adquirido

 

 

El Daño Cerebral Adquirido (DCA) es la afectación de las estructuras encefálicas en personas que, habiendo nacido sin ningún tipo de daño cerebral, sufren en un momento posterior de su vida lesiones o alguna enfermedad cerebral que lleva a una afectación del funcionamiento cognitivo, emocional, conductual y/o físico.

En España, los últimos datos publicados estiman que la incidencia es de 124-323 / 100.000 habitantes/ año, con una prevalencia estimada de 600-800 casos/ 100.000 habitantes/ año. La mortalidad se sitúa en torno a unas 25.000 muertes anuales.

Las principales causas son: Ictus o accidentes cerebrovasculares (ACV), traumatismos craneoencefálicos (TCE), tumores cerebrales, procesos infecciosos (meningitis, encefalitis,…), anoxias (falta de oxígeno) cerebrales de diverso origen (parada cariorespiratoria, enfermedades metabólicas,…).

           -Fase Crítica:

El paciente se encuentra hemodinámicamente estable pero persiste la probabilidad de aparición de complicaciones (disfunciones respiratorias, disfagia, situación clínica inestable) existiendo aún riesgo para su vida. Esta fase se desarrolla en las Unidades de Cuidados Intensivos de los Hospitales y/o en las plantas de Neurología/Neurocirugía.

         –Fase Aguda:

La persona se encuentra estable neurológicamente, disminuyendo el riesgo de presentar complicaciones. Comienzan a identificarse las secuelas a nivel físico, cognitivo, conductual y funcional. Se inicia el proceso de rehabilitación por parte más activa del lesionado. Se mantiene la atención en régimen hospitalario y la duración es independiente para cada afectado. Generalmente, esta fase se desarrolla en las plantas de los Hospitales o en las Unidades de ICTUS de los Servicios de Rehabilitación de Clínicas y Hospitales.

        – Fase Subaguda y Rehabilitadora:

 Se alcanza el nivel de estabilización clínica necesario para finalizar el periodo de hospitalización en las unidades de agudos y comienza el tratamiento rehabilitador más intensivo, especializado y especifico. Esta fase incluye la rehabilitación en régimen de hospitalización así como el tratamiento de manera ambulatoria cuando la situación clínica es estable y la persona ya no requiere de asistencia médica continua.  Si las secuelas físicas, cognitivas y conductuales, con mayor o menor intensidad, se mantienen en el tiempo la atención del paciente se desarrollará en diferentes recursos asistenciales más o menos especializados, como son los Centros de Día, Residencias, Pisos Tutelados, Asociaciones o Centros Ocupacionales/ Especiales de Empleo.

El equipo de rehabilitación multidisciplinar básico está compuesto por médico rehabilitador, fisioterapeuta, licenciado en actividad física, terapeuta ocupacional, neuropsicólogo, y logopeda, así como el familiar y/o cuidador principal. Respecto al proceso rehabilitador de estos pacientes, existen dos objetivos: por un lado, mejorar la funcionalidad del enfermo de forma global y por otro lado actuar frente al déficit concreto para reducir al máximo las secuelas de la enfermedad a la vez que se mejora la funcionalidad.

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