Un viernes más vamos a continuar con los posts acerca de las enfermedades cerebrales que puede padecer el ser humano. Hoy os vamos a hablar de una que, al menos de oído, nos sonará muchísimo: la epilepsia. ¿Pero cuánto sabemos realmente de esta enfermedad? Como ya os habíamos explicado en posts anteriores, uno de los principales objetivos de la Fundación AINDACE con la realización de este “especial” sobre enfermedades de daño cerebral, es conseguir que nuestros lectores sepáis un poco más de cada una de ellas (en el caso de que conozcáis la enfermedad) o que descubráis el amplio abanico que existe de enfermedades del cerebro y, gracias a la información, a la cultura, vayamos poco a poco normalizando su existencia y con ello evitemos la estigmatización y el rechazo hacia aquellas personas que padecen alguna de ellas.

Por lo que, solo nos queda decir que, si quieres conocer más acerca de la epilepsia, te invitamos a que continúes leyendo nuestro blog.

 

¿Qué es la epilepsia?

Podemos clasificar a la epilepsia como un trastorno del sistema nervioso central, es decir: una enfermedad neurológica. Viene definida porque la actividad cerebral comienza a deteriorarse y a fallar, factores que producen en el ser humano que la padece convulsiones, comportamientos inusuales e, incluso, desmayos.

Antes de que cualquier médico o facultativo determine que una persona tiene epilepsia, esta debe de haber sufrido al menos dos “periodos” de convulsiones no provocadas para poder diagnosticar esta enfermedad. Eso sí. Debemos de tener en cuenta que las llamadas “convulsiones” no son solo los “ataques” que salen en la televisión (y que es la idea más extendida de las mismas). Las convulsiones pueden desarrollarse de diversas maneras: desde que la mirada se nos quede fija al movimiento repetido y frenético de brazos y piernas.

En este caso, la epilepsia es una enfermedad que no conoce de razas, edades o géneros. Ya que puede desarrollarse en cualquier persona, sin que ninguno de estos factores intervengan. Aún así, por estadística, las crisis epilépticas suelen comenzar entre los 5 y los 20 años, y los mayores de 60 años.

 

¿Cuáles son las causas más comunes de la epilepsia?

Esta enfermedad cerebral no se desarrolla por una sola causa o motivo, ya que la persona que la padece puede haberla desarrollado como consecuencia de un trastorno de salud, por alguna lesión física que haya afectado a la zona cerebral o, en otras cosas, la causa es desconocida. A continuación vamos a nombrar las más comunes entre las personas:

  • Accidente cerebrovascular
  • Algún tipo de demencia o de otra enfermedad del cerebro, como el Alzheimer
  • Una lesión cerebral traumática
  • Infecciones que afectan al propio cerebro, como una meningitis o el VIH
  • Problemas y lesiones cerebrales de nacimiento
  • Tumores en el área cerebral
  • Vasos sanguíneos atópicos en el cerebro
  • Epilepsia hereditaria
  • Trastornos del desarrollo, como el Autismo

 

¿Cómo se trata esta enfermedad cerebral?

Por norma general, esta enfermedad suele poder “controlarse” que nunca curarse o erradicarla del todo, como un constipado. Dependiendo del origen de la enfermedad (lo que acabamos de ver en las causas más comunes) esta se puede tratar de una forma u otra. 

Por lo que respecta a la mayoría de casos, con la toma de ciertos medicamentos y un cambio en el estilo de vida, la persona epiléptica podrá controlar su enfermedad y llevar a cabo una vida “normal”. Sin embargo, muchas personas cuyo origen de la enfermedad proviene por causas tumorales, o vasos sanguíneos anormales en el cerebro, deben de tener que someterse a cirugía para poder detener muchas de las crisis que sufren.

En líneas generales, si una persona con epilepsia prueba 2 o 3 medicaciones para tratar la misma y sus síntomas y crisis no mejora, se le diagnostica con una “epilepsia resistente a la medicación o tratamiento”, por lo que la solución para ofrecer calidad de vida a esta persona sería ya la cirugía.

 

Otros datos sobre la epilepsia

La epilepsia es una de las enfermedades cerebrales con mayor estigmatización por parte de la sociedad. Los ataques y crisis que sufren las personas que las afectan, lo “escandaloso” que puede llegar a ser un ataque y el profundo desconocimiento que existe sobre ella, la convierte en una de las peor vistas.

En España se estima que 8 de cada 1000 habitantes la padecen. Algo que se traduce en unas 400.000 personas en nuestro país y unos 50 millones en el mundo entero.