Desde la Fundación AINDACE, de ayuda a la investigación sobre daño cerebral, queremos contribuir a normalizar y formar a la población sobre la realidad de las enfermedades cerebrales, por eso, durante varias semanas os contaremos más sobre algunas de ellas. 

El daño cerebral así como las distintas enfermedades del cerebro se pueden desarrollar por múltiples factores y es algo que a todos puede afectarnos en mayor o menor medida. Personas que nacieron sin ningún tipo de daño cerebral pueden sufrir en algún momento de su vida una enfermedad cerebral, es decir, daño cerebral adquirido.  La mortalidad derivada del daño cerebral adquirido se sitúa en torno a unas 25.000 muertes anuales. Estas cifras arrojan luz a que a pesar de nacer con un cerebro sano, un gran número de personas acaban desarrollando algún tipo de afectación cognitiva a lo largo de su vida. 

El daño cerebral adquirido afectación de las estructuras encefálicas en personas que, habiendo nacido sin ningún tipo de daño cerebral, sufren en un momento posterior de su vida lesiones o alguna enfermedad cerebral que lleva a una afectación del funcionamiento cognitivo, emocional, conductual y/o físico. 

Si quieres saber cuáles son algunas de las principales enfermedades o afecciones del cerebro en nuestra sociedad, sigue leyendo. 

Las principales causas del daño cerebral adquirido son: Ictus o accidentes cerebrovasculares (ACV), traumatismos craneoencefálicos (TCE), tumores cerebrales, procesos infecciosos (meningitis, encefalitis, etc), anoxias (falta de oxígeno) cerebrales de diverso origen (parada cardiorrespiratoria, enfermedades metabólicas, etc).

En la entrada de hoy, vamos a contaros un poco más sobre el Ictus y el Alzheimer.

 

Ictus

 

Por lo que respecta al Ictus, se considera afectación cerebrovascular ya que se deriva de un problema en los vasos cerebrales o el flujo sanguíneo cerebral. Es importante recordar que las enfermedades cerebrovasculares suponen la tercera causa de muerte en el mundo occidental.

El ictus a su vez, se puede dividir en ictus isquémico o ictus hemorrágico:

  1. a) ictus isquémico o infarto cerebral: una isquemia (disminución importante del flujo sanguíneo) en el cerebro, de manera anormalmente brusca.
  2. b) ictus hemorrágico, derrame cerebral o hemorragia cerebral: la hemorragia originada por la rotura de un vaso cerebral.

Los síntomas de un ataque cerebrovascular son muy variados en función del área cerebral afectada. Desde síntomas puramente sensoriales a los puramente motores, pasando por los síntomas sensitivomotores. Los más frecuentemente diagnosticados son los siguientes:

 – Pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, o parálisis en la cara (hemiparesia/hemiplejía).

 – Dificultad para expresarse, entender lo que se le dice o lenguaje ininteligible (Disartria).

 – Dificultad al caminar, pérdida de equilibrio o de coordinación.

 – Mareos, dolor de cabeza brusco, intenso e inusual, casi siempre acompañado de otros síntomas.

 – Pérdida de la visión en uno o ambos ojos.

Lo fundamental es controlar los factores de riesgo asociados; fundamentalmente, son la hipertensión arterial, el colesterol malo elevado (incluyendo elevados triglicéridos) debido a la ingesta de grasas saturadas animales y aceites hidrogenados y la diabetes. Evitar el tabaco, drogas psicotrópicas o estupefacientes y alcohol.

Llevar una vida sana: evitar el sedentarismo y en cambio practicar ejercicio físico. Evitar la ansiedad y seguir las recomendaciones del médico de cabecera, quien tiene acceso a la información pertinente relacionada con la salud de cada individuo. Evitar el sobrepeso. Evitar deportes de contacto o sobreesfuerzos.

 

Alzheimer

 

Por otro lado, al Alzheimer es la forma más común de demencia y se estima que más de 1,2 millones de personas en España padecen esta enfermedad. Su causa es desconocida, es incurable y terminal, y aparece con mayor frecuencia en personas mayores de 65 años de edad.

Es una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales. 

Los primeros síntomas generalmente incluyen la pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades mentales. 

Se trata de una enfermedad larga, la media es de 10 años después del diagnóstico, y por eso resulta especialmente dura tanto para aquellos que la padecen como para sus familiares. 

Ante la sospecha de alzheimer, el diagnóstico se realiza con evaluaciones de conducta y cognitivas, así como neuroimágenes. A medida que progresa la enfermedad, aparecen confusión mental, irritabilidad y agresión, cambios del humor, trastornos del lenguaje, pérdida de la memoria de corto plazo y una predisposición a aislarse a medida que declinan los sentidos del paciente. 

En su estadio final, se van perdiendo las funciones biológicas, que finalmente conllevan a la muerte. En la actualidad existen numerosos tratamientos que ofrecen algunos beneficios en relación a los síntomas pero no existe tratamiento que retrase o detenga el progreso de la enfermedad. 

Estos son sólo dos ejemplos de cómo personas que nacieron sanas pueden adquirir enfermedades que produzcan afectación cerebral. El mejor modo de contribuir a la investigación para conocer más sobre este tipo de enfermedades es mediante la colaboración. Recuerda, ¿Y si te pasa ti?. 

Puedes contactar con nosotros en el 663 759 266, enviarnos un correo a info@fundacionaindace.org o pasar a visitarnos en el Centro Comercial los Prados, en Oviedo. ¡Te esperamos!